No creemos lo que vemos.
No concordamos con lo que somos.
Nos vemos y no nos reconocemos.
Somos el capricho de nuestra imaginación.
Somos un extraño que duerme a nuestro lado.
Somos el desconocido que nos remeda en el espejo cuando nos cepillamos los dientes.
De quien se enamoran los que nos ven.
Si nosotros a nosotros mismos no nos vemos.
Somos percepciones personales e intransferibles.
Somos lo que no somos.
No somos nada de lo que se ve.
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