Que el destino arrastre a vuestras puertas los nefandos delitos que a diario cometéis.
Ese es el único anhelo del justo, el único sueño que tiene el no incendiario.
La única justicia que espera el que con abnegación y escarnio recibe sinsabores de la balanza de desatinos.
Salé el sol para el injusto igual de radiante que para el justo.
Le da el mismo calor, el mismo confort, la misma luz.
Que lejos cifra la compensación el benevolente.
Que paciencia tan grande tiene el rico en piedades.
Que desesperante es el camino de la bondad.
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