No duerme en mis brazos un humano.
Duerme en mi regazo un ser divino.
Duerme un ángel que no me ha dejado solo ni un segundo.
En los días de lluvia.
En los días sin sol.
En las tormentas de mi frágil alma.
En el asedio.
En el castillo de mi retiro.
En el hambre de humano amor.
Solo me han sido fieles mis canes.
Solo me han acompañado mis defensores.
Solo me han consolado mis niños lindos.
Que con infinito amor han lamido mis lagrimas.
Y han sanado la herida sangrante de la traición.
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