Las guerras no se inician en una fecha.
Las guerras se van incubando.
Crecen e infectan hasta que un día eclosionan.
Virulentas, incendiarias, atroces.
Nacen en el momento en el que una parte a otra somete.
Someter y amordazar en la crecida ola que es la euforia.
El gran incendio siempre tiene su origen en una pavesa.
No es lo que pudo haber sido y no fue, es lo que fue.
Una etapa atroz, una gestación que alimento al monstruo con la sangre del hermano.
Una cainita etapa larvaria, pupa voraz que llago al igual.
Una guerra no es una fecha, una guerra es la barbarie, el totalitarismo y la imposición.
En una contienda combaten bandos, el sometido y el sometedor.
Que a veces no coinciden con el vencido y el vencedor.
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