Almas extraordinarias de piadosa dulzura.
Denostado blanco purísimo, que a su lado todo se eclipsa.
Árboles de verticalidad prodigiosa.
Sois almas tan luminosas que en la tierra os esperan las llamas.
La llamas de la envidia.
No se calcinan los montes de los arbustos tuertos.
La mano envidiosa y sus celos solo quema los majestuosos y verticales árboles rectos.
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