Desafortunados los buenos, porque vuestra será la derrota.
Que desgraciado es el desinteresado amor.
Amor que es lidiado en suertes de escarnio por la maldad.
Pierde la guerra, la partida, la batalla el limpio.
La pierde en el humillante clamor de una plaza.
Que no estima como talento la bondad.
Corderos que tienen que travestirse de lobos para poder existir.
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