La mano huesuda apaña placeres.
Furtivos, robados, hilados en finos talleres.
Con lo que complace poco se crece.
El dormido no vive, el que vive no duerme.
Cierro los ojos y veo las manos de Cloto, Atropos y Laquesis.
Solo existe mi hoy, porque ellas me lo consienten.
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