Me lastimo en la extraña tersura.
Me zahiero en la belleza de las barras de luz azul.
Me zambullo en el sueño del olvido, olvidando que eres el referente de la comparación.
Manos que te remedan, manos a las que suplico que te remeden.
Besos, sin tus labios, llevando tu carmín.
Es en los duermevela cuando más me desvanezco.
Y creo estar con quien ya no estoy.
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