Se revisa la belleza bajo la luz del infortunio.
Todo está en crisis, todo está critico.
Planean sobre los bellos cuerpos las sombras de las malditas propuestas.
Vendedores de humo y tizne.
Cuerpos azules, manchados de azul.
Manchados por caligrafías que envejecen y se oxidan, creando un nuevo bestiario.
El bestiario del fin, del preámbulo de la desaparición, del apocalipsis.
Manzanas podridas que al lado de las más podridas rezan como sanas.
En el postrimero infortunio se revisan los cánones, los modelos, las metas y los ideales.
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