martes, 15 de julio de 2014
Sin bilocación, sin ubicuidad
Descanso en el lecho de polvo reseco.
Nimbado por una corona de marros lechosos.
Por cielo el bello dosel del follaje del soberbio roble.
Me siento ceniza, sin haber sido incinerado.
Siento como se escapa mi materia.
Siento como se escapa mi energía.
Que toma nuevas formas.
El capricho del todo se aprovecha, nada se derrocha.
Angosta es mi vereda.
Angosta es mi huella.
La huella de mis días.
La huella de mis horas.
Soy porque dejo de ser.
Y en mis renuncias soy.
Soy los caminos no andados, las puertas sin cruzar.
Infinito es lo no elegido.
Muy corto y finito lo vivido.
Vida de renuncias que atormenta aun siendo ceniza.
Todo no se puede ser, solo un camino puedes seguir.
Sin bilocación, sin don de la ubicuidad, pobremente puedo vivir.
Solo me salva leer y escribir.
En la imaginación multiplico mis vidas, multiplico las puerta.
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