La belleza no entiende de colores.
Solo sabe que tiene que levantarse temprano.
Madrugar con el bullir de las ideas de los sueños.
Gemas que en los cuerpos bellos si no las materializas, solo duran el instante efímero del amanecer.
Rescoldos de tormenta que apagara la monótona realidad.
Quien escribe nunca despierta, nunca profundamente duerme.
Vive en un duermevela para presto en su cuaderno poder revivir y anotar.
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