Síndrome de hoy y siempre, la ignorancia produce asombro y el desconocimiento perplejidad, si conociéramos más protocolo no sentiríamos tanta extrañeza, las reglas de juego del mundo no se inventaron esta mañana.
Entendemos como lógicas nuestras vulgares rutinas y nos sorprendemos con la liturgia de la sofisticación.
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