Entre amantes ausentes rezo rosarios.
Letanías de brasas y huidos abrazos.
Imploro un beso a la boca que solo me muerde.
Me pierdo por el que de mis pesares se desentiende.
Hambre de fe en la caricia acertada, certera y sanadora.
En el hombro que lee en mi profunda mirada la carencia.
Solo lloro a solas porque conmigo nadie llora.
Solo lloro a solas y nadie sabe que lloro.
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