Languidece el color del último bosque.
Firmamento encarcelado por mi ventana.
Tarde que llega pronto.
Noche que madruga en sus horas de reino.
Más largas, más negras.
Polisón de nardos.
Porcelana opaca que mengua en la resina oscura.
Son los últimos segundos de luz.
Serán ahora las ventanas encendidas las que delaten, que hay poca vida.
Muere el día.
Y nace la soledad de los iluminados vanos, de los enormes edificios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario