Las enjalbegadas cochineras.
Cubiles de sórdidos bichos.
Alacranes de infamia.
Caterva de ruidos, voces y soeces esputos.
Que lejos queda la gloria del abandonado barrio.
Donde la majorette, guarra vestida de domingo.
Entre aspavientos va a recibir el viatico del Santísimo.
Algarabía, nubarrón de envidias.
Buitres ociosos asomados a las ventanas.
Difusoras de sarcasmos.
Aventadoras de dramas.
Pecadoras empedernidas.
Cueva de pajarucos pecadores.
Solo os queda la iglesia y sus primeras filas.
Dios no os discrimina, se diría que está ajeno a vuestra maldad.
Es la caridad un prado que no tiene cerca.
Y esa falta de defensa la conoce muy bien la familia de las ofensas.
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