Permíteme dudar.
Pisar con recelo por el camino dorado de tu optimismo.
Soy un hombre de fe.
Pero de fe en el Altísimo.
O en el Hombre con bolsillos de cristal.
Dudo de tanta lengua larga que se pasea airosa.
De tanta mano diestra que distrae, mientras sustrae la siniestra.
Como atonta la caja que no tiene nada de tonta.
Cuanto tonto cree en la chanza.
Que poco gracioso es este desmedido creer.
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