Victimas de las estéticas internacionales.
Diluidos en los impuestos estándares.
Vendidos a una bacanal que faena en nuestra calentura de brillos.
Que faena en nuestra necesidad de ser cometas.
Vuelo de gorriones que tienen atada una pata a tierra.
Libres encadenados a las efímeras tendencias.
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