La voracidad de los sátrapas.
Ramplones ingenieros que para contratar reclaman al pobre un presente.
Que poco ha evolucionado todo, que poco se ha movido el fraude.
Sin padrino no se bautiza el pobre.
La pernada del jamón, la pernada de pedir lo poco que posee el que desea un trabajo.
El que desea poder subsistir, trabajar y que para conseguir trabajo vende su cuerpo y su alma.
Vende su honor, vende su fornido y bello ser, para inmolado a casa llevar sustento.
Empresas estatales que no ven como sus delegados sangran al que por la necesidad se desangra.
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