¿Quién se llevará la recompensa de mis palabras?
Néctar de frente perlada por el sudor de la agitación.
Por el desfile hiriente de mi infancia estanca y lejana.
Estanque de limarones y monstruos donde se fraguaron mis filias, donde se fraguaron mis fobias.
Estanque que desecará mi muerte, esa dama enlutada que me ronda en la decepción.
Esa dama blanca que me recomienda morir en las solitarias nieves perpetuas de la cúspide.
Film que se combustionará espontáneamente con mi último sueño.
Fuego que calcinará mi memoria cuando cierre los ojos a la vida.
A mi vida, que es una balsa de dolor muy vivo.
Al entorno corrosivo de bufones palaciegos sin palacio y abocados a divertir jacas en las cuadras.
Es tan seductor el mal, el artífice del oleaje en el que zozobro.
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