Encierra la cárcel de costillares abyectos una víscera que late iracunda.
Trampero que ha caído en la trampa que entraña odiar y querer vengar.
Buscando faltas, hemos tropezado con un espejo que nos muestra nuestras infectas lagunas.
Sino de terrorista que explosiona, con la bomba que su inferioridad le lleva a manipular.
Buscando zaherir nos hemos mortalmente herido.
No solo sirven las etiquetas para los tarros de mermelada, si no para marcar a fuego e identificar VENENOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario