¿Por qué buscamos puentes?
Puentes para olvidar.
Puentes para huir.
Puentes en los que creemos que está nuestra salvación.
Nuestra última salvación.
Lecho de piedras duras.
Sin agua.
Sin caudal.
Perdemos los puentes del alma.
Los puentes del amado.
Los puentes del corazón.
Y borrachos de decepción.
Ebrios de olvido.
Olvidados por nuestros estados ebrios.
Hemos jugado tanto a vivir.
Hemos perdido tanto en el juego.
Apostábamos para cambiar.
Cuando perdíamos, creíamos ganar.
Esa es la vida, perder, perder perenne, perder hiriente.
Mercenarios del juego.
La ultima jugada, quizás de farol.
Jugada que pone la guinda a mi olvido.
Hoy me llorareis, pero hace mucho tiempo que me veíais como una carga.
Como un pesado fardo, que no sirve para nada.
Un fardo de dolor, de tristezas irredentas.
Este es el puente de vuestra liberación.
El puente del fin de mi triste vida.
Río que no me llevará al mar.
Duras piedras en mi camino que espero que me lleven al cielo.
Deje de confiar en mi, tal como vosotros lo hicisteis hace mucho tiempo.
En los otros intentos, en los vuelos fallidos.
Ayer mis disfrutes se hicieron difíciles.
Cuando no podía soporta más estar encharcado por tanta infelicidad.
Decidí cruzar el puente y volar.
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