La toxicidad tiene su lado bello.
Tienen los venenos sus seguidores.
Empeñados en acortar sus días.
Precipitando el sueño eterno.
Fragilidad que en volandas es llevada por una corte de estorninos.
Vencejos de vuelos peligrosos y rasantes.
Humo para emborronar dolores.
Para aturdir el enjambre de los pensamientos hirientes.
Ángeles etéreos anclados como castigo a una tierra de congéneres hostiles.
Te encuentro irresistible en la niebla de mi decepción.
Es el placer de perder y celebrar la derrota entre vahos de opio.
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