Letanía de destrozos.
Destrozos que venían vaticinados.
A todas las tragedias las precede una llovizna de daños.
Almas ciegas, cegadas en la oscuridad por la llama de un fósforo.
Ningún enlace es permanente, siempre llega el orín del oxido.
Alegres por las desdichas.
Contentos porque es muy fácil faenar en el mar de los desdichados.
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