Recogemos la ira que sembramos.
Recogemos heladas las cenas que servimos.
Es de necios pensar que no nos llegará el oleaje que provocamos.
Cretinos que se sorprende de que les devuelvan la hiel que esparcieron.
Terminamos comiendo los frutos que ofertamos.
Nos apedrean con las piedras que apedreamos.
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