Me derrito por las flores con nata.
Por el salitre azul.
Me derrito en los páramos.
En los laboriosos bancales de sierra.
Somos oriente maldito.
Malditos seres que brillan sin querer.
Tristes luciérnagas que atraen iguales.
Orillas alejadas donde llorar no molesta.
Desmantelo el entramado de mi pasado reciente.
Borro mis pasos para que tu puedas huella dejar.
Dejar huella sin sombra.
Hay algunos que brillan asesinando luciérnagas.
No permitiré nunca que me toque la hiena.
No me mecerá jamás la envidia.
Ni el robo aumentará mi caudal.
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