Resuena la modorra de las palabras hueras.
La machacona chapa del ruido de charla.
Ruido intenso de pusilánime alma.
Alma de cántaro, de dolor estéril.
Somos estrellas que agónicas fenecen en el mar de la queja.
Sólo la moral resiste el enviste de tanto gemiqueo.
Olas sin sal que minan igual.
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