Segundos antes de que se vierta el tiempo.
Ebrio de poesía, aturdido por el alcohol del olvido.
Cegado por las campanadas que descorren el tiempo nuevo.
Cambio de dígitos, cambio numérico que aturde y cimbrea nuestra alma.
Petardos para sofocar lo agónico, para festejar lo que nace.
Tracas que espantan a los pájaros que sueñan y no miden con tantas alharacas su tiempo.
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