El despotismo de los analfabetos, de los sectarios que imposibilitados para crear quieren pasar a la historia a toda costa, pero destruyendo como zafios Eróstratos.
Menguar es el norte de esta ralea de serpollos, arribados a los primeros planos por la revoltura de estos tiempos, que hacen que el pueblo crea en las aguas sucias que prometen, que si confías en ellas y te friegas con las mismas la cabeza, te crecera el pelo.
La credulidad del pueblo frustrado ha encumbrado al poder a los mayores y más cruentos mamarrachos que pueblan los libros de historia.
Y seguimos sin aprender y sin ver que esta virulenta nueva casta, que de momento se dedica a la división, a sembrar odio y a realizar necedades dañinas y de postureo, solo esperan la oportunidad para dar el salto a las necedades gordas, a dinamitar los principios y los pilares de esta sociedad del bienestar que se ha construido con un arduo trabajo de siglos.
Somos una sociedad dormida, narcotizada por los vodeviles televisivos, por los realitys televisados.
Los sueños son reparadores, pero las pesadillas son devastadoras.
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