Vuelve el acero de la claridad.
Vuelve la crudeza con la que hiere.
Vuelve bañando de certidumbre las dobleces.
Vuelve desdoblando el paño raído.
Vuelven las yemas a arañar el tiempo.
Calma en la floración herida.
Tregua al limonero de luna y a su abalaustrado aroma.
Se fue la nieve, la metralla blanca.
Baña el sol los destrozos de la tormenta.
Baña y restaña daños.
Y el liquen empapado, crece y se asolana.
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