Vuelan en circulo los buitres sobre la casa consistorial.
Jóvenes cadáveres de ingenuos.
Cretinos de inteligencia menguante.
Nos medimos con las torres más altas inconscientes de que la altura nunca se enrasa.
Tristes tontos que entraron en la política para comen trigo tremesino, en un ayuntamiento que es ya un erial.
A veces el viento a favor es el que nos hace encallar.
Todo está encanallado, demasiado lobo que se enharina para no parecer un canalla.
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