Soñamos con las moradas eternas.
Anhelamos el dorado recuerdo que vence el olvido.
Tesoros que dispersan en segundos las arpías.
La altura no espanta la tragedia que es desaparecer.
Sólo el abrazo de la tierra nos será fiel.
Sólo en ese abrazo seguiremos existiendo.
Sólo dejando de existir podremos empezar a sentir el abrazo eterno de la tierra.
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