Socialistas de mercado o socios muy listos que muy bien mercadean.
Quien no quiere a la familia y a la parentela, no es un buen ser humano. Pero claro el nepotismo, no es nada democrático y zona el acceso a la preeminencia y al poder, de un modo amoral.
Confundir a personas con nombre, apellido y red clientelar, con la ideología, es un error de bulto redondo o un engañoso bulto muy abultado.
Todo es todo y que parte del todo, el socialismo rancio de este cortijo, no ha entendido. Yo sé muy bien lo que no han entendido, ni quieren entender, y eso es que la derecha forma parte del todo, pero ellos entienden que sí forma del todo, es únicamente para tributar.
Que audaces han sido mientras todo les ha ido derecho, mientras cercenaban libertades, mientras agraviaban con saña a quien no participaba en su rapiña y no apoyaba sus campañas.
Socios muy listos, encaramados en el mercadeo de ser Alcaldes, de ser prevostes, en unos pueblos dormidos, envejecidos y a los que ellos, solamente ellos, les han robado el futuro.
Corren tiempos de cambios, tiempos en los que están cambiando las cosas, gracias a la valentía de muy pocos, de poquísimos. Somos los únicos que nos atrevemos a plantarles cara, a contradecirles, a desvelar sus cuitas, a quedar al aire sus patrañas. Y eso tiene un precio, que pagamos gustosos, con tal de que la escondida verdad salga a la luz, y ese precio es que intenten amedrentarnos, amenazandonos a través de benevolentes emisarios, que nos dicen que no sigamos por ese camino por nuestro bien y el de nuestra integridad. Nos hacen el vacío y nos tapan ilegalmente la boca en los plenos, coartando nuestro derecho a la réplica, nuestro derecho a repreguntar, cuando no se nos contesta, o dan vueltas retorciendo nuestras preguntas, nuestras palabras y de ese modo no decir lo que no es conveniente que el pueblo sepa, que el pueblo oiga, y así siga nuestro pueblo, ignorando cómo se guisa la matanza, en la que sólo come el pariente, el cliente, en correligionario, que aunque venga de allende los mares, es más del pueblo que los nacidos en él. Nacidos, a los que sociolistos y palmeros discriminan, porque de este circo morado, disienten.
Tras la rojez, viene el morador cardenal, y tras la mal curada mancha violácea, la gangrena gaseosa que obliga con celeridad a amputar.
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