sábado, 8 de julio de 2017
La Repu
No hay nada más infecto que la dentellada de un varano, así era el juego sucio de intoxicar las calles con libelos. Para eso servía La Repu, para calumniar y difamar a quien se opusiera a los intereses mezquinos y particulares de la casta Portiño. Desoficiada y sin otro oficio que cacarear calle arriba y calle abajo, y cruzar los puentes y adentrarse donde ni siquiera era bien recibida, pero su nulo pudor y su nula conciencia de su estulticia hacían de ella el ariete perfecto pues nada la paraba en barras. La Repugnancia aquella mañana había acudido a un velorio principal donde no había sido convidada, pero allí de vulgar luto riguroso se presentó, con un ramito de gerberas y gladiolos con una cinta que rezaba " El Ayuntamiento de Arrianápolis se suma al dolor de esta irreparable pérdida." sin reparo se abrió paso taconeando metalicamente, sobre el enlosado en damero de negro basalto y blanco mármol, y a los pies del catafalco lo colocó de forma preeminente, desando tres pasos y se acomodo en uno de los sillones dispuestos para velar al finado.
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