sábado, 8 de julio de 2017
Piluca de Utiel
Como todo, en esta vida todo es pura relatividad.
No pierde gloria quien nunca la ha tenido, fachada telón que oculta la gelidez de una cumbre borrascosa, tras los edificios están las vidas y no hay mejor forma de narrar que la autobiográfica. Sólo exprimiendose la dicha es jugosa. La sofisticación nos distancia del animal y no hay animal más sofisticado que el decadente. Así reflexionaba Piluca de Utiel en su última misiva.
Que tedioso estaba resultando aquel verano, se sentía como un terrón de azúcar que presiente que se diluirá en una repentina tormenta.
Gaspar y su vida disoluta la abochornaba, pero no podía hacer nada, era incluso mejor no hacer nada, cuanto más tiempo estuviera ausente, menos le incomodaría su presencia. Pero sola y sin iguales se desmoronaba en los días idénticos, solapables, predecibles, en las horas muertas, en las visitas crueles que le lanzaban indirectas.
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