Nada mancha tanto como un número.
Es el estigma de sustraer dígitos.
Sombras contables que devienen negro el blanco inmaculado.
Estelas construidas en falsía.
Cantores de premios en falsete.
Ya todo son grigoris en la casa de la jarca de la porfia.
Ruidos escondidos bajo siete llaves.
Estafas que retratan los burdos asientos contables.
Tras el mediodía, ya es la tarde y se precipita veloz la oscura noche.
No hay olas eternas, todo estar en la creta entraña un día para rodar.
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