Atesoro belleza con la esperanza de trascender.
Con el anhelo de empapado de gloria no diluirme en el río cruel de la vida.
Acumulo herencias, tesoros que los heredipetas arrancan de las lívidas manos, al ser altísimo que feneció.
Efímera es la tierra, eterno el polvo.
Somos los tesoros que se dispersan tras nuestro obito.
Somos el príncipe que altivo, nada dispersa de lo que se le lego.
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