La superioridad moral nos hace malditos.
La coraza de la incorruptibilidad nos señala.
Mundo de turbios donde el níveo despunta.
Con el calor que da la razón y nos hace emprender defensas acaloradas.
Brasa, tizón, acero candente.
Espiritoso es el abanderado de la pulcritud y la certeza.
No es su norte el menudeo, no se distrae con la caza menor.
Blanco que apunta al tiznado blanco.
Castillitos de llano sin fosos y almenas.
Malditos maldecidos por la inflamada y veleta turba.
Magnetismo animal y delictivo que genera bulliciosas corroblas.
Son los disimulados, los pajarucos que reinan en la torpeza del llano.
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