Hay amigos que nos hacen menguar.
Amigos que nos muerden y entorpecen nuestra zancada.
Caricias lastimeras que nos ralentizan.
Vampiros, que se nutren en la sangría que ocasionan a nuestro tesón y fuerza.
Garrapatas que roban nuestro brillo y nos vuelven cenicientos.
Lastrantes afectos de deflagración.
Pedradas desde la corta distancia.
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