Son muy remostosas las flores del mal, pringosas y apresadoras.
Apresa la cizañera mentira mucho inocente.
Bandadas de mirlos que cegados por el aderezo de la trampa, ciegamente creen.
Crédulos que abrazan la pirotecnia del bando, del pregón de la calumnia.
Flores toxicas que esparce con muy mala intención el perdedor, el ladrón, el mediocre.
Inocentes con orejas de asno, que como el Rey Midas se dejan convencer.
Juicios sin justicia, juicios patibularios mecidos por la ignorancia y la sospecha.
Crispado viento de envidia e ira que escarnia a la desnuda verdad.
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