Ya no está preso mi anular, por la alianza de los días felices.
Cabalga mi mano libre, por los cuerpos de la noches.
Cabalga y se lastima, rodando sin calor por los abrazos del anochecer.
Quién pudiera, seguir teniendo tu cuerpo, para perderse.
En el mar de los hipocampos te soñé ayer.
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