Sólo en el silencio se puede sembrar oro.
Clausura que nos prepara para alumbrar los hijos de la razón.
El ingenio no necesita castillos, el ingenio rinde en la desnudez del encierro.
Da frutos en la travesía del desierto.
En el infierno del desafecto, del estigma del loco, del que no soporta el balido del borrego.
Es sacrificado hacer rendir talento, pero el profeta no soporta la calidez del aprisco, ni las reglas del mercadeo.
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