Suelo crear maremotos, desde la última fila.
No necesito la preeminencia, para acorralar delincuentes.
Desde el angulo oscuro, ametrallo indecentes.
Desde el ostracismo, marco el ritmo del sainete.
Triste el que piensa, que señalar invalida al inteligente.
Desde las recónditas costas, se genera la salvífica perturbación.
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