Príncipes desterrados, sin reino, ni tierras.
Desheredados que en los abrazos malditos buscan el cielo.
Zarzales de desasosiego, hiedra que abraza las paredes del descuido.
Carnes de furia, de sórdido desconsuelo, carnes de almíbar que lloran hiel.
Príncipes sin reino, sin reina, sin corte.
En las calles traseras se duelen.
En las calles traseras libran sus duelo.
En las plazas oscuras, bajo las araucarias, lloran su maldito deseo.
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