No me busque en mi última dirección.
Tras el incendio habito en tierras de olvido.
Vivo deletreando infiernos.
Vivo en una paz sin sueños.
Tiemblo en la noche sin que haga frío.
Me estremezco con la estrategia de las hienas.
Mercadeo de pestilentes bocas que declaman jaculatorias.
Perdularias filas que angostas definen el paseillo del escarnio.
Sevicia de manos que se ensortijan con la ralea de la envidia.
Sin pragmatismo habito en el jardín que se esconde tras el laberinto.
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