El menos lesivo de los infiernos posibles.
Simple pero eficaz.
Elecciones de dramática minuciosidad.
Paz social.
En la fingida ignorancia se esconde el ladrón.
Sabores rancios que se remozan almibarándolos con miel.
Urticantes manos que se empeñan en acariciar la suavidad.
Tios muy vivos, frescos con delitos muy zafios.
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