La santidad habita en lo escarpado, en lo roqueño, rozando el cielo.
Habitan las Vírgenes en los cerros, en las peñas.
Montañas de salvación, montañas en las que estamos a salvo de las riadas del mundo.
Es el camino a tu ermita una serpiente que rodea la loma.
Serpenteo en el que abandono el pecado, para llegar a tu casa.
Ella te herirá en el talón y tú le pisaras la cabeza.
Víboras de la discordia, que nos ofrecen suculentas manzanas de la desesperanza.
Virgen de la Peña, Virgen poderosa, haz que mi vida no sea llana y que sea piadosa.
Virgen de la Peña, Virgen de azucenas, haz que viva alegre, sin temer por nada.
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