domingo, 10 de junio de 2018
Psicología
La psicología escudriña el sigilo, los movimientos sin rastro, los caminos angostos en los bosque de atenazadora maleza.
La psicología escudriña en el fondo los posos olvidados de las vivencias traumáticas, esas que a veces caramelizamos para poder soportarlas en nuestras entrañas, como la ostra baña de nácar el cuerpo extraño que la zahiere.
Somos complejos en los profundo, somos ingenios que chirrían al rotar por la arena de los pesares que oxida los engranajes de sus ruedas dentadas.
Todo está imbricado en nuestra mente, nada está por estar, sin provocar en la nívea blancura de nuestra primigenia alma, algún tipo de mácula, desgarrón o tara.
Todo en nuestra mente queda retenido, aunque no siempre aflore como nítido recuerdo, detalles nimios que están creando escena.
Elidimos para sobrevivir, endulzamos para soportar, olvidamos para poder volver a tropezar.
Historias amputadas de lesivos recuerdos.
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