Dormidos para siempre, dormidos esperando el olvido.
El recuerdo esta cimentado sobre las lágrimas de los fieles.
Montañas de arenas, donde la confusión entre tanto insignificante grano igual, termina por llegar.
Sin granos no hay montaña, pero generada la cima, ningún grano ya importa.
Esfuerzos de marchitas rosas, que tras cortadas intentan retener fragancia, pieles que un día fueron tersas y hoy son seda que destroza la pupa, que en el festín se metamorfosea.
Valle de crisálidas y cipreses, de trémulo mármol, de cera.
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