lunes, 28 de enero de 2019
El orgullo me impide
Es imposible transitar por la vida sin tropezar con la bajeza moral.
Sin encontrar los socavones de la medianía, del tibio que está siempre equidistante.
Mar de viles, de arrastrados, patéticas chanzas, remedos de una preeminencia moral que nunca lograran.
Es imposible no toparse con ellos, caer en sus zanjas de bruces e intentar salir de esos pozos de miseria, indemne.
Somos las bajas pasiones que albergamos, el no saber embridarlas, somos teatro de aspavientos, calumnias y circo, que hacemos para salvar nuestras campañas. Y digo somos, porque es tentador el camino corto, aunque en mi caso el orgullo me impide cogerlo y culebrear por él.
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