El deficitario ingenio nos hace dañinos.
Nos aboca a habitar la siniestra ladera del plagio.
El asolanado secarral del remedo.
Pateticos cómicos, que asumen frases que salen de sus bocas engoladas, con tonalidades petulantes.
Infierno, que fuerza a ser oblongo espejo, a adornar de aspavientos, la frase oída al ingenio.
Zorras sobre coturnos, pelos cardados, hirsutos moños para ganar la altura del talento que nos negó natura.
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